Como
el sol de cada día
quiero
que vengas a mí
a
regalarme lo bueno
de
lo bueno que hay en ti.
Como
el sol de cada día
a
iluminarme este zulo
que
aunque creas que soy un chulo
sólo
soy un solo solo,
sólo
un niño consentido por ti.
Pondré
al sol a mis palabras.
Ven
conmigo a algún rincón
que
en las ciénagas del tiempo
guarda siempre el corazón.
Como
ven ya soy un hombre,
que
no es poco, entiéndanme.
Y
es mi suerte que unos días
"me
devano en medierías"
y
otros buenos sin embargo me ven.
Bajo cada tarde de mi nube a comprar vino,
luego vuelvo a media noche recordando lo que fuimos.
Cada vez me importa menos que las cosas sean tan raras.
Son un gélido reproche de infinitas madrugadas.
Una
ráfaga de años
soplará
y me detendré.
Hasta
entonces, buena suerte.
Yo
también caminaré.
En
mi colección de sombras
guardo
siempre esta canción.
Hoy
te lanzo la misiva,
son
mi luz y mi saliva,
si
quieres la compartimos, amor.
Y
atrás quedarán lo días,
los
recuerdos, los por qués.
Los
momentos de otras vidas,
todos
en un neceser.
Una
playa y unas alas
que
intentaré no perder,
como
el sol de cada día,
por
si quisieras volver.
Bajo cada tarde de mi nube a comprar vino,
luego vuelvo a media noche recordando lo que fuimos.
Cada vez me importa menos que las cosas sean tan raras.
Son un gélido reproche de infinitas madrugadas.
Bajo cada tarde de mi nube a comprar vino,
luego vuelvo a media noche recordando lo que fuimos.
Cada vez me importa menos que las cosas sean tan raras.
Son un gélido reproche de infinitas madrugadas.
Miguel Ángel Márquez
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