La vida, a pesar de ser la
antesala gozosa de la muerte, no es cicatera, no es una contable que
lleve al céntimo el debe y el haber; es derrochadora, y yo -que sé que
ella no es mía, sino yo de ella- aspiro a prolongar este breve pasillo
del placer de vivir. Hasta morirme en él, o morirme por él.
De "La pasión turca", Antonio Gala.
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